Los Partes Militares
de Pichincha
Alcanzado el triunfo de Pichincha el 24 de Mayo de 1822, es
Olmedo como Jefe del Gobierno, a través del Comandante General de la Provincia
de Guayaquil y General en Jefe de la División del Norte, Gran Mariscal José de
La Mar.
“El Gobierno
Superior, penetrado del patriotismo y mérito militar del General de División
Dn. José de La-Mar, ha venido en nombrarlo de Comandante general de las armas
de ésta Provincia, con el pleno de las facultades de éste destino. Igualmente
ha decretado quede segundo jefe militar de ella el Teniente coronel D. Rafael
Ximena, que desempeñaba las funciones de la Comandancia General”. (El Patriota
de Guayaquil, 5 de enero de 1822).
Y no ningún otro, quien recibe del coronel Andrés de Santa
Cruz, uno de los vencedores de la batalla del Pichincha, el parte
correspondiente a su desarrollo y culminación.
BATALLA DE PICHINCHA
“Parte del Comandante Gral. de la División del Norte
del Perú al Illmo. Sr. Comandante Gral. de esta Provincia General en Jefe de
dicha División.
Ejército del Perú. – División del Norte. – Cuartel
general en Quito á 28 de Mayo de 1822.
La ocupación de la Capital de Quito es debida á la
Victoria de Pichincha, conseguida el 21 por el Ejercito unido, cuyas
circunstancias detallaré á V.S.I. expresándole que es decidida la campaña en
que ha cooperado el Perú con mucho honor de sus armas, y terminada la guerra en
esta parte.
Ocupando el
enemigo á Machache como instruí á V.S.I. en mi última comunicación desde
Tacunga, fue conveniente hacer un movimiento general por su derecha, cambiarles
las fuertes posiciones del Jalupana que pretendía sostener: con este objeto,
marchó el Ejercito unido el 13 por el camino de Limpio-pouya; y logrando
ocultar sus movimientos á la sombra de una mañana nebulosa, y á la que el 2.
escuadrón de Cazadores adelantado, cubría un punto visible, pudo llegar el 15.
al valle de Chillo á tres leguas de la capital sobre su flanco derecho, sin
oposición alguna, y obligar al enemigo á una retirada sobre la ciudad, sino nos
quisiese buscar en batalla. El primer
partido le fue preferido, y eligió de nuevo otras posiciones, en el Calzado y
lomas que separan aquel valle de éste, con el objeto conocido de conservarse á
la defensiva, mientras le llegaban nuevas tropas de Pasto, cuyo correo interpretado nos confirmó la verdad, y por lo mismo
pareció conveniente a parar la batalla, pasando el 20. el ejido de
Turubamba. La proporción que toma el
enemigo de defender las lomas del campo exigía un movimiento rápido para
tomarlas, y encargado de hacerlo con la División peruana, logré facilitar la
subida al resto del Ejercito, que bajo el 21. sobre el llano de Turubamba á la
vista del campo del enemigo: éste remó el combate que le presentamos bajo sus
fuegos de cañón: algún tiroteo de esta arma y de las guerrillas distrajeron el
día, y visto que el enemigo solo quería sostener sus posiciones, pasamos á
situarnos á veinte cuadras del campo en el pueblo de Chillogallo, desde donde
el 23. por la noche emprendió el Ejercito un movimiento general por la
izquierda, subiendo la falda de la cordillera de Pichincha á salir al ejido de
Iñaquito por el Norte, y con el doble interés de su llanura para nuestra
caballería, y de interponernos á los refuerzos de Pasto. La noche lluviosa, y el mal camino, apenas me
permitieron llegar á las lomas de Pichincha que dominan á Quito, á las ocho de
la mañana el 24 con la vanguardia, compuesta de los dos Batallones del Perú y
el Magdalena, y me fue preciso permanecer en ellas, mientras salían de la
quebrada los demás cuerpos: á las dos horas de mi detención, ya había llegado
el Sor Gral. Sucre con otro batallón, y fuimos avisados por un espía, que la
parte de Quito subía una partida que creímos sorprender con dos compañías de
cazadores de Paya, y batallón 2; y como éstas dilatasen la operación por lo
montuoso y algo largo de su dirección, propone seguirles cautelosamente con el
batallón 2. del Perú: no fue inútil esta medida de precaución, por que sobre la
mancha advertí que no solo subía una partida sino toda la fuerza enemiga:
consiguientemente rompieron el fuego las dos compañías de cazadoras
adelantadas, con cuyo reconocimiento redoblé el paso á reforzarlas, avisando al
señor general Sucre que era la hora de decidir el combate para que marchase con
los demás cuerpos: el afán del enemigo por tomar la altura era grande, y era
preciso contenerle á toda costa: el Batallón 2, que empeñé á las inmediatas
órdenes de su bizarro comandante D. Félix Olazabal, le opuse una barrera
impenetrable con sus fuegos y bayonetas, y mantuvo solo por más de media hora
todo el ataque, mientras llegó el señor general Sucre con los batallones
Yaguache y Piura; entonces dispuso dicho Sr. general aportar el ataque, y
reforzándolo con el 1, y sucesivamente con el batallón Paya, que llegó; el
combate duró obstinadísimo y vivo por mas de dos horas; y ya se sentía la falta
de municiones, por que quedado atrasadas: en tales circunstancias pretendió el
enemigo tomarnos la retaguardia por la izquierda, destacando bajo del bosque
espeso dos compañías de infantería, que felizmente chocaron con las del
batallón Albión, que subían escoltando el parque: la bizarría con que la
recibió Albión, al mismo tiempo que un impulso general que se dio á la lucha
con el batallón Magdalena de refresco, obligaron al enemigo á ceder el campo,
después de tres horas de empeño, perdiendo la esperanza de sostenerlo mas
tiempo contra los cuerpos del Ejercito Unido, que aumentaban su coraje, á
proporción de los peligros, y se disputaban los laureles que han partido.
El terreno del combate era tan montuoso y quebrado,
que no pudimos aprovechar mucho de su dispersión, sostenida á la vez, por los
fuegos del fuerte del Panecillo. La
caballería muestra, que por la mala localidad se hallaba fuera del combate,
emprendió su bajada al ejido por la izquierda, y su presencia precipitó la
retirada á los escuadrones enemigos, que abandonaron la reunión de la
infantería, que habían proyectado, para hacerla general hacia Pasto, no
dejándole otro asilo que el del fuerte del Panecillo, donde se cercaron todos
los restos.
El campo de batalla quedó cubierto de cadáveres: no es
fácil calcular la pérdida del enemigo, por que el bosque ocultaba su número,
que probablemente excede de quinientos: la nuestra llega á trescientos,
incluyéndose noventa y un muertos, que ha perdido la División del Perú, con el
capitán D. José Duran de Castro, y el alférez D. Domingo Mendoza, y heridos
sesenta y siete, comprendiéndose el capitán D. Juan Eligio Alzuru, y los que
constan de la lista adjunta.
Entre el empeño y bizarría, con que pelearon todos los
individuos del Ejercito, se distinguieron muy particularmente en la División
del Perú el bravo comandante del 2. D. Félix Olazabal, los capitanes D. Pedro
Izquierdo, de Cazadores, D. Mariano Gómez de la Torre, D. Pedro Alcina, D. Juan
Eligio Alzuru, herido, D. Antonio Elizalde; tenientes D. Narciso Bonifaz, D.
Francisco Vargas Machuca , D. Juan Espinosa, D. Francisco Gálvez Paz, D.
Domingo Pozo, D. José Concha, y subteniente D. Sebastián Fernández, y los
individuos de clases inferiores que constan de la razón adjunta, todos
correspondientes al Número 2. El
Batallón de Piura, que se conservó en reserva, hizo su deber, y su comandante
D. Francisco Villa, y sargento mayor D. José Jaramillo, conservaron el orden
que era necesario: mas ayudantes de campo tenientes D. Calisto Giraldes, y D.
José María Frías, desempeñaron exactamente las comisiones y órdenes que les
encargué. Todos éstos son muy dignos de
la consideración de S.E. y de las gracias que quiera dispensarles, como á las
demás clases subalternas, indicadas en las razones de distinguidos y heridos.
Después de la Victoria de los Altos de Pichincha,
descendió el Ejército hacia la capital, habiendo intimado su entrega el Sor.
General Sucre al Jefe que la mandaba, y que aunque la sostenía con alguna
artillería é infantería, que no pudo retirarse, cortada de nuestra caballería,
se sometió á la entrega por una capitulación.
Esta fue preparada por mí en la noche del 24, y siendo acompañado el 25
por el Sr. Coronel Antonio Morales, jefe del E.M. de la División de Colombia,
quedó terminada á las 12 de dicho día, en que por ella entró el Ejército unido
en la ciudad, y ocupó el fuerte del Panecillo, donde se rindieron cerca de 700
infantes, que con los del campo de batalla, pasan de 1000 de tropa; como 180
oficiales, inclusos los jefes principales, y entre ellos el general Aymerich; cerca de 1830 fusiles: 14 piezas de
batalla; muchas cajas de guerra; y demás relativo á su argumento: de modo que
nada, nada, ha salvado de su infantería, y es de creer que su caballería, sino
cae en nuestras manos, se dispersa toda.
Por la capitulación, que incluiré en otra ocasión,
permito el pase á Europa á toda la oficialidad y tropa europea con los honores
de la guerra, y es extensiva á todo el Departamento, incluso la provincia de
los Pastos: conforme á ella se ha rendido ya el batallón Cataluña, que hoy ha
entrado en esta ciudad con toda oficialidad, y esperamos el mismo resultado en
lo demás, para cuyo efecto han salido comisionados con las respectivas
órdenes. Así ha concluido la guerra del
Norte; y repito que en su término han brillado las armas del Perú, y que son
muy dignos de la consideración de S.E. los que han tenido la ocasión de ofrecer
este servicio particular á la causa general de América, uniendo un trofeo mas á
las glorias del Estado.
He remplazado triplicadamente la pérdida de la
División con los prisioneros americanos; y con ella bien reforzada y descansada
marcharé muy pronto á acudir á las demás necesidades de la Patria, donde se crea
conveniente.
Dios guarde á V.I. muchos años. – Sor General – Andrés Santa-Cruz. – Illmo.
Sor. Gran Mariscal, Comandante General de la Provincia de Guayaquil, D. José de
La–Mar, General en Jefe de la División Norte.
VIVA LA PATRIA”
Sucre, por su parte, jerárquicamente dependiente de Bolívar,
pese a reconocer a La Mar como oficial de mayor rango que él, convencido que
Guayaquil era colombiano no informa a él el resultado de la batalla, pero sí lo
hace directamente al Superior Gobierno de la Provincia.
VICTORIA DE PICHINCHA
Comunicación del Sr. Gral. Sucre al Superior Gobierno
de esta Provincia.
Republica de Colombia. – Departamento de Quito. –
Quito á 25 de Mayo de 1822. 12.º
Eximo. Sr. – La victoria esperó ayer á la división
libertadora con los laureles del triunfo sobre las faldas del Pichincha.
El ejército español, que oprimía estas provincias, ha
sido completamente destruido en un combate encarnizado, sostenido por tres
horas. En consecuencia, esta capital, y sus fuerzas están en nuestras manos,
después de una capitulación que tuvimos la generosidad de conceder á los
vencidos. Por ella debe sernos entregada
como prisionera la guarnición de Pasto, y cuantas tropas españolas existan en
el territorio de la Republica, que conservan aun en el departamento.
A la vista del primer pueblo de Colombia que proclamó
su libertad, ha terminado la guerra de Colombia por una batalla célebre que ha
dado á la República el tercer día de Boyacá.
Esta gloriosa jornada, marcada con la sangre de
quinientos cadáveres enemigos, y con trescientos de nuestros ilustres soldados,
ha producido sobre el campo, mil cien prisioneros de tropa, ciento sesenta
oficiales y jefes, catorce piezas de artillería, mil setecientos fusiles,
fornituras, cornetas, cajas de guerra, banderas, y cuantos elementos poseía el
ejercito español.
Luego tendré el
honor de participar á V.E. los pormenores del combate; y en tanto, me apresuro
á comunicarle tan fausto suceso que ha decido la suerte de estos países,
incorporándolos á la gran familia colombiana.
Dios guarde á
V.E. muchos años, Antonio J. De Sucre – Exmo. Sr. Presidente y Vocales de la
Junta de Gobierno de Guayaquil”
¿Por qué enviaron a Olmedo los partes militares de la
batalla? Simplemente, porque era el presidente del Gobierno de Guayaquil que
organizó y financió la campaña. Igualmente a La Mar, oficial de carrera y el
más alto jefe de la provincia que representaba al Gobierno en lo militar,
consecuentemente el inmediato superior de los comandantes mencionados.
El triunfo de
Sucre y Santa Cruz en Pichincha, que es una consecuencia de la revolución del 9
de Octubre de 1820, permitió amenazar Pasto desde el sur y poner al general
Basilio García entre dos fuegos, lo cual fue el motivo para que depusiera las
armas.
En el ínterin, Bolívar
entrampado por dos meses ante las posiciones inexpugnables que ocupaba el
coronel español García en Bomoboná, cercanas a Pasto, gracias al triunfo de
Pichincha pudo salir de la trampa que lo inmovilizaba y entrar triunfante a
Quito e 16 de juni. Así se cumplió lo previsto por Febres Cordero la noche del
8 de octubre de 1820: “...de aquí (desde Guayaquil) le abriremos las puertas de
Pasto, que a él (Bolívar) le será muy difícil abrir atacando desde el norte
...”, y fue exactamente lo que ocurrió.
Esto no hay que olvidarlo, es lo
que nos deja el mensaje de que Guayaquil abre caminos de libertad. Pues son
hechos incontrovertibles que todos los historiadores ecuatorianos deben tener
la sencillez de reconocer, para que figuren en la Historia del Ecuador tal como
sucedieron. Valorar y reconocer la medida en que la independencia de Guayaquil
fue factor determinante para concretar la derrota de los últimos reductos del
dominio español en nuestro continente, de esa forma terminará una enseñanza
falseada a través del tiempo, eliminando las reseñas cimentadas en el barro,
interpretadas y escritas con sesgos chovinistas interesados.
Los acontecimientos descritos que
se sucedieron en torno y a continuación del gran evento histórico de la
independencia de la Provincia de Guayaquil, el 9 de Octubre de 1820, dejan en
claro que sin esta semilla de libertad no habría sido posible la pacífica
entrada de Mires y de Sucre al territorio guayaquileño y la consecuencia que
tuvo para alcanzar la independencia nacional. De lo contrario ¿cómo se puede
explicar el por qué Babahoyo, Baba, Jipijapa, Portoviejo, Naranjal, Cuenca,
Guaranda, Machachi, Latacunga, Riobamba, Ambato, Alausí, Loja, Tulcán y Zaruma,
celebraron en 2007 junto con Guayaquil, 187 años de independencia? Y con mayor
razón lo harán en el Bicentenario, el 9 de Octubre de 2020.