domingo, 20 de enero de 2019






Carta de Cecilia Viteri a sus amigas y ex compañeras del Colegio de La Asunción, por el fallecimiento de mi hija Liliana Gómez González de Paulson


Queridas amigas, hoy ha sido un día muy triste, de mucho dolor, para todas nosotras. Una muerte tan inesperada, porque teníamos la esperanza de que Liliana iba a vencer la enfermedad. No ha sido así. Perdió la batalla, pero ganó el alivio de su adolorido cuerpo y ahora descansa junto al Creador. He reflexionado mucho esta tarde. He recordado momentos como cuando se festejó su cumpleaños, quizás los 14 o 15 años, y le llevé a regalar un poster de Love Story. La recordé jugando volley en la plenitud de su maravillosa juventud,  siempre alegre y activa, con una belleza única. Porque Liliana era linda por fuera, pero lo era más por dentro. Esa imagen es la que quiero llevar por siempre en mi corazón. Y luego pensé que este tránsito por la vida terrenal para ella fue muy fructífero: un lindo hogar con su esposo, sus hijos y llena de nietos. Deja muchas semillas, deja sus genes en muchas personas que con toda seguridad harán honor a lo que ella fue. Liliana fue una buena persona, auténtica, sin poses, ni acartonamientos. Cuando ocurren estos momentos que nos tocan el alma, nos cuestionamos nuestro paso por este mundo. Nos toca replantearnos muchas cosas y nos empuja a que valoricemos más aquello que no se puede comprar con dinero:  el amor, en todas sus facetas. El amor a los amigos, a los padres, a los hermanos, a los hijos, al prójimo...Ella se dedicó toda su vida a amar. Y creo que nos deja ese gran ejemplo.Cecilia Viteri.



No se aflijan por mí, porque ya estoy libre.
Estoy siguiendo el camino que Dios ha puesto.
Tomé su mano cuando lo oí llamarme.
Di la vuelta y dejé todo atrás.
No podría haber permanecido otro día más para reír, amar,yendo  trabajar o jugar.
Encontré esa paz en el final del día. Si yéndome les he dejado un vacío, entonces llénenlo con recuerdos alegres.  Una amistad compartida, una risa, un beso, ah sí, esas cosas echaré de menos.
Les deseo el sol de las mañanas.
Ahora no lo alarguen con pena indebida.
Levanten sus corazones y compartan conmigo ésta alegría.
Dios deseó que me fuera con Él ahora,
 Y ya soy libre.

Autor desconocido

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