sábado, 24 de noviembre de 2018



División entre guayaquileños

En el semanario El Patriota de Guayaquil, consta la gran disputa interna entre autonomistas (los más numerosos, pero sin armas). Los colombianistas  (los más agresivos, amparados por Sucre). Y los peruanistas (los menos numerosos, apoyados por San Martín). La predisposición hacia quienes discrepaban contra las intenciones del Libertador, se manifiesta en un oficio que el general José Gabriel Pérez, secretario del Libertador, envió al Ministro de Guerra general Briceño Méndez el 5 de enero de 1822: “No faltan quienes deseen su incorporación al Perú y quienes opinen por el extravagante delirio de que sea un Estado independiente”.[1]
En Guayaquil se daba una enconada lucha protagonizada por los líderes de las distintas tendencias partidistas. Con anterioridad a la circulación del semanario El Republicano del Sur (21 de febrero de 1822), aparecieron varios folletos y libelos en los cuales se polemizaba acremente sobre el tema. El primero en encender la chispa fue Francisco María Roca, con un extenso artículo de 24 páginas impreso en letra menuda y muy junta, titulado “El Amigo del País, o Ensayos sobre la felicidad de esta provincia”, el cual fue editado en la Imprenta de la Ciudad. En él aparece un muy bien trazado estudio económico, el primero en la historia de nuestra ciudad, que muestra claramente la importancia de las finanzas guayaquileñas. Además, cuadros estadísticos de las condiciones económicas por las que atravesaba la provincia. Y pese a ser Roca un peruanista, analizaba con imparcialidad las consecuencias que se darían en Guayaquil, con su anexión a uno u otro de sus poderosos vecinos.
El fraile Andrés Nieto Polo, colombianista furibundo, fue el primero en recoger el reto refutando a Roca por medio de otro folleto titulado “Observaciones sobre el Amigo del País”. Empieza por demostrar las contradicciones en que incurre Roca, observándole, a pesar de su manifiesto peruanismo, el no decidirse ni por la independencia de la provincia ni por la anexión al Perú ni mucho menos por la fusión con Colombia. Finalmente fray Andrés, opinaba que Guayaquil no sobreviviría como Estado independiente, por encontrarse en medio de dos potencias muy superiores, y que debe anexionarse a Colombia, la cual es una realidad política respaldada por “...la moral, la ilustración, las leyes, la disciplina militar y la fuerza con que ha destruido enteramente el poder español y ha podido constituirse sin ilusión...”[2] Con esta última palabra, ilusión, seguramente quiso catalogar a la independencia del Perú, declarada por San Martín, que en realidad no era otra cosa que una esperanza, pues ese país alcanzó su libertad plena por la batalla de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824.
Roca responde con “Carta al M.R. fray Andrés Nieto Polo, autor de las Observaciones sobre el Amigo del País”, en que rebate lo argumentado por Nieto Polo, diciendo que “...todas las naciones libres del mundo y hasta la misma España, han consagrado teórica y prácticamente el gran principio que todos los pueblos tienen el incontestable derecho de elegir el gobierno que crean más ventajoso (…) Guayaquil debe meditar, calcular o inquirir las razones de su conveniencia para fundar su decisión y por eso es que los depositarios del poder, como hasta aquí han clamado y claman, no por la agregación de la provincia o por una parte, sino por la conservación del orden, por la libertad legal del pueblo y por el momento de devolver a éste el depósito de sus derechos...”[3]
Así la polémica avanzó, pero centrada más en el ataque personal y en el intento mutuo de ridiculizarse. José Antonio Marcos publicó un importante folleto titulado “Reflexiones que hace un verdadero amigo de su Patria, sobre el papel intitulado El amigo del País”. Fray José Coello también publicó el tercero titulado “El Amigo de la Verdad”. Un cuarto fue un anónimo bajo las iniciales F.P.B., que con una frase latina Amicus fidelli nula este comparatio: qui autem invenit thesaurum, inicia la defensa de Nieto.
Pero, fray Andrés Nieto Polo, el 7 de marzo, fue acusado por el semanario “El Republicano del Sur”, Nº 3, de ser el denunciante de los patriotas quiteños, provocando los horrores del 2 de agosto de 1810, luego de lo cual había partido inmediatamente a España con el propósito de “...forrar de verde su sombrero a costa de ello y mitrar”.[4] Posteriormente fueron publicados dos libelos más, el uno bajo el título “Vindicación del Amigo del País sobre interpretaciones maliciosas con que se ha querido comprometer su reputación”, firmado por Antonio de Recuenco, y otro titulado “Al P. fray Andrés Polo en Cuenca”, firmado por “Un su amigo”.
Fue una feroz polémica[5] llevada a través de la Imprenta de la Ciudad, que llegó a los bajos fondos de la expresión. Enfrentamiento que, además, se extendió hasta Lima donde los interesados por la anexión de Guayaquil hicieron lo suyo, publicando desde la Imprenta del Estado, folletos que nada aportaban a la claridad de las posturas, sino que llevaron las cosas al terreno personal, al agravio y a la burla.
Opiniones vertidas por aquellos que deseaban la constitución de un Estado independiente, confrontadas por quienes propugnaban su agregación ya fuere a San Martín o a Colombia. Sin embargo, la Junta de Gobierno, cuya mayoría tenía la clara visión de una provincia autonómica protegida por Colombia, que era una realidad política y militar, a fin de mantener la paz y una imagen de gobierno de todos mantenía una actitud neutral. “El Patriota de Guayaquil” es el medio oficial mediante el cual, la Junta mantenía informada a la ciudadanía, tanto en el campo administrativo como del proceso de la guerra.



[1] Ernesto De La Cruz, “La entrevista de Guayaquil: Bolívar y el General San Martín”, Santiago de Chile, Sociedad Imprenta y Litografía Universo, 1914. En Jorge G. Paredes, Op. Cit., Pág. 30.
[2] José Antonio Gómez Iturralde, “Los Periódicos Guayaquileños en la Historia: 1821-1997”, Primer Tomo, segunda edición, Guayaquil, Taller Gráfico AHG, 2006, Pág. 65.
[3] José Antonio Gómez Iturralde, “Los Periódicos”, Pág. 66.
[4] Lo cual insinuaba que por haber formulado la denuncia, había sido recompensado con mayor autoridad eclesiástica.
[5] Polémica estimulada por Sucre, que dio a Bolívar las armas para desprestigiar a la Junta de Gobierno de Guayaquil: “Por ellas verá Vd. que exijo el inmediato reconocimiento de la República de Colombia, porque es una Galimatías la situación de Guayaquil”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario