División entre guayaquileños
En el semanario
El Patriota de Guayaquil, consta la gran disputa interna entre autonomistas
(los más numerosos, pero sin armas). Los colombianistas (los más agresivos, amparados por Sucre). Y
los peruanistas (los menos numerosos, apoyados por San Martín). La
predisposición hacia quienes discrepaban contra las intenciones del Libertador,
se manifiesta en un oficio que el general José Gabriel Pérez,
secretario del Libertador, envió al Ministro de Guerra general Briceño Méndez
el 5 de enero de 1822: “No faltan quienes deseen su incorporación al Perú y
quienes opinen por el extravagante delirio de que sea un Estado independiente”.[1]
En Guayaquil se daba una enconada lucha protagonizada
por los líderes de las distintas tendencias partidistas. Con anterioridad a la
circulación del semanario El Republicano del Sur (21 de febrero de 1822),
aparecieron varios folletos y libelos en los cuales se polemizaba acremente
sobre el tema. El primero en encender la chispa fue Francisco María Roca, con
un extenso artículo de 24 páginas impreso en letra menuda y muy junta, titulado
“El Amigo del País, o Ensayos sobre la felicidad de esta provincia”, el cual
fue editado en la Imprenta de la Ciudad. En él aparece un muy bien trazado
estudio económico, el primero en la historia de nuestra ciudad, que muestra
claramente la importancia de las finanzas guayaquileñas. Además, cuadros
estadísticos de las condiciones económicas por las que atravesaba la provincia.
Y pese a ser Roca un peruanista, analizaba con imparcialidad las consecuencias
que se darían en Guayaquil, con su anexión a uno u otro de sus poderosos
vecinos.
El fraile Andrés Nieto Polo, colombianista furibundo,
fue el primero en recoger el reto refutando a Roca por medio de otro folleto
titulado “Observaciones sobre el Amigo del País”. Empieza por demostrar las
contradicciones en que incurre Roca, observándole, a pesar de su manifiesto
peruanismo, el no decidirse ni por la independencia de la provincia ni por la
anexión al Perú ni mucho menos por la fusión con Colombia. Finalmente fray
Andrés, opinaba que Guayaquil no sobreviviría como Estado independiente, por
encontrarse en medio de dos potencias muy superiores, y que debe anexionarse a
Colombia, la cual es una realidad política respaldada por “...la moral, la
ilustración, las leyes, la disciplina militar y la fuerza con que ha destruido
enteramente el poder español y ha podido constituirse sin ilusión...”[2]
Con esta última palabra, ilusión, seguramente quiso catalogar a la
independencia del Perú, declarada por San Martín, que en realidad no era otra
cosa que una esperanza, pues ese país alcanzó su libertad plena por la batalla
de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824.
Roca responde con “Carta al M.R. fray Andrés Nieto
Polo, autor de las Observaciones sobre el Amigo del País”, en que rebate lo
argumentado por Nieto Polo, diciendo que “...todas las naciones libres del
mundo y hasta la misma España, han consagrado teórica y prácticamente el gran
principio que todos los pueblos tienen el incontestable derecho de elegir el
gobierno que crean más ventajoso (…) Guayaquil debe meditar, calcular o
inquirir las razones de su conveniencia para fundar su decisión y por eso es
que los depositarios del poder, como hasta aquí han clamado y claman, no por la
agregación de la provincia o por una parte, sino por la conservación del orden,
por la libertad legal del pueblo y por el momento de devolver a éste el
depósito de sus derechos...”[3]
Así la polémica avanzó, pero centrada más en el ataque
personal y en el intento mutuo de ridiculizarse. José Antonio Marcos publicó un
importante folleto titulado “Reflexiones que hace un verdadero amigo de su
Patria, sobre el papel intitulado El amigo del País”. Fray José Coello también
publicó el tercero titulado “El Amigo de la Verdad”. Un cuarto fue un anónimo
bajo las iniciales F.P.B., que con una frase latina Amicus fidelli nula este comparatio: qui autem invenit thesaurum, inicia la defensa de Nieto.
Pero, fray Andrés Nieto Polo, el 7 de marzo, fue acusado
por el semanario “El Republicano del Sur”, Nº 3, de ser el denunciante de los
patriotas quiteños, provocando los horrores del 2 de agosto de 1810, luego de lo
cual había partido inmediatamente a España con el propósito de “...forrar de verde su sombrero a costa
de ello y mitrar”.[4]
Posteriormente fueron publicados dos libelos más, el uno bajo el título
“Vindicación del Amigo del País sobre interpretaciones maliciosas con que se ha
querido comprometer su reputación”, firmado por Antonio de Recuenco, y otro
titulado “Al P. fray Andrés Polo en Cuenca”, firmado por “Un su amigo”.
Fue una feroz polémica[5]
llevada a través de la Imprenta de la Ciudad, que llegó a los bajos fondos de
la expresión. Enfrentamiento que, además, se extendió hasta Lima donde los interesados
por la anexión de Guayaquil hicieron lo suyo, publicando desde la Imprenta del
Estado, folletos que nada aportaban a la claridad de las posturas, sino que
llevaron las cosas al terreno personal, al agravio y a la burla.
Opiniones vertidas por aquellos
que deseaban la constitución de un Estado independiente, confrontadas por
quienes propugnaban su agregación ya fuere a San Martín o a Colombia. Sin
embargo, la Junta de Gobierno, cuya mayoría tenía la clara visión de una
provincia autonómica protegida por Colombia, que era una realidad política y
militar, a fin de mantener la paz y una imagen de gobierno de todos mantenía
una actitud neutral. “El Patriota de Guayaquil” es el
medio oficial mediante el cual, la Junta mantenía informada a la ciudadanía, tanto
en el campo administrativo como del proceso de la guerra.
[1]
Ernesto De La
Cruz, “La entrevista de Guayaquil: Bolívar y el General San Martín”, Santiago
de Chile, Sociedad Imprenta y Litografía Universo, 1914. En Jorge
G. Paredes, Op. Cit., Pág. 30.
[2]
José Antonio Gómez Iturralde, “Los Periódicos Guayaquileños en la Historia:
1821-1997”, Primer Tomo, segunda edición, Guayaquil, Taller Gráfico AHG, 2006,
Pág. 65.
[3]
José Antonio Gómez Iturralde, “Los Periódicos”, Pág. 66.
[4]
Lo cual insinuaba que por haber formulado la denuncia, había sido recompensado
con mayor autoridad eclesiástica.
[5]
Polémica estimulada por Sucre, que dio a Bolívar las armas para desprestigiar a
la Junta de Gobierno de Guayaquil: “Por ellas verá
Vd. que exijo el inmediato reconocimiento de la República de Colombia, porque
es una Galimatías la situación de Guayaquil”.
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