LOS SEÑORÍOS DEL GOLFO DE GUAYAQUIL Y SUS ALREDEDORES DESDE LA
PERSPECTIVA DE LOS CRONISTAS DEL s. XVI y s. XVII.
A pesar de que el
descubrimiento del famoso Mar del Sur fue muy temprano en la colonia, alrededor
de 1513[1], la
península de Santa Elena fue descubierta el 18 de Agosto de 1524, día en que
fue divisada la primera vez. La llegada de los españoles a la zona de Perú ha
sido bastante trabajada, los cronistas e historiadores han dado su aporte,
concluyendo que la primera llegada de españoles al territorio conocido como
Virreinato del Perú fue en 1531[2].
Acerca de las primeras
referencias de cronistas del s. XVI y comienzos del s. XVII, para el Golfo de Guayaquil, se ha obtenido
diverso tipo de datos, sin embargo,
sobre las etnias o grupos que poblaban la zona, no se ha encontrado mucha
referencia en estas fuentes, en todo caso, parece ser que las alusiones siempre
mencionadas son Puná, Guayaquil y Puerto Viejo, en los documentos más
tempranos. En varios casos se menciona a
otras poblaciones pero esto sucede esporádicamente. Algunos documentos
posteriores, especialmente del s. XVII, contienen algunas descripciones o
informes de visitas, donde los pueblos son mencionados de manera más detallada.
Los Manteños o Paches
Es llamativo ver que para
varios cronistas e historiadores tempranos, el lugar más importante durante la
conquista del virreinato del Perú fue Puerto Viejo, mientras que Guayaquil es
ignorada como en el caso de las notas de Las Casas, que le da mayor importancia
a Puerto Viejo[3],
o Fernández de Oviedo, que coloca Puerto Viejo y Santiago de Guayaquil al mismo
nivel[4].
Puerto Viejo o Portoviejo,
es uno de los primeros lugares identificados por los españoles, es interesante
ver que se menciona de manera reiterativa la adoración de esmeraldas, a pesar
de que no se ha identificado un yacimiento de esmeraldas. Es probable que ésta
fue obtenida mediante el tráfico con áreas ricas en esta piedra preciosa, p.e,
Esmeraldas y/o Tumaco...[5]
Puerto Viejo fue la segunda
ciudad del virreinato del Perú en ser fundada, luego de la ciudad de Los Reyes [7].
En la zona se hace especial énfasis en que eran grupos no conquistados por los
Incas, y Gracilazo de la Vega menciona por primera vez el nombre de dos grupos
que habitaban la zona: Pasaos y Chirihuanas, seguramente grupos de principales
pertenecientes al gran señorío o cacicazgo Manteño.
Puerto
Viejo fue muy importante, como ya lo hemos dicho, es un lugar donde la
encomienda fue aplicada desde la llegada de los peninsulares a su territorio.
Es claro que nunca fue una zona muy poblada, a la llegada de los españoles
hablan de 1500 indios. Desde el comienzo fue descrito como una zona rica
El nombre de Manta o
Paches, es otorgado posterior a la llegada de los españoles a la zona, está
seguramente relacionado con el puerto del mismo nombre que fue registrado en el
repartimiento de territorio. En algunos casos, para los primeros momentos en la
zona de Puerto Viejo y la costa de lo que actualmente se conoce como provincia
de Puerto Viejo se utilizó el nombre de Provincia de los Caraques[8].
Cieza fue uno de los
primeros en diferenciar claramente a dos sociedades, una relacionada a Puerto
Viejo y otra relacionada a Guayaquil, de acuerdo a su referencia la población
de Puerto Viejo está ubicada entre Pasao y el pueblo de Salango, es la sociedad
que se caracteriza porque los hombres tienen labrado el rostro, las mujeres
también usaban tatuajes y se encuentran vestidas, al igual que sus maridos con
mantas y camisetas de algodón y algunas de camisetas de lana. A todos ellos les gustaba mucho utilizar
complementos, tales como joyas de oro, chaquiras[9],
las que eran muy valiosas[10]. Los principales pueblos que Cieza ha
identificado en esta zona son Pasaos, Xaramixo, Pimpanguacce, Peclansemeque y
el valle Xagua, Pechonse, Montecristo, Apechigue y Silos, y Canilloha, Manta,
Zapilt, Manavi, Xaraguaza, y otros que no se cuentan.
Según las crónicas, los
naturales de esta zona eran personas de tamaño promedio, que poseían una
riqueza que les hacían producir gran cantidad de maíz, yuca, ají y batata, y
otras raíces que también eran empleadas en la alimentación de los nativos de la
zona[11].
Los indios de la zona eran muy creyentes, utilizaban templos e ídolos que sus
antepasados emplearon, sin embargo, es claro que los españoles no observaban estas
tradiciones con buenos ojos[12].
Otro rasgo que les llamó
mucho la atención a los españoles fue la forma de enterrar a sus muertos, datos
que han sido irrebatiblemente corroborados por el registro arqueológico. Los
muertos eran enterrados en tumbas de foso profundo, que suele parecer un pozo
más que una tumba, luego realizan un rito en el que todos bailan, cantan y
lloran, sin olvidar de beber, luego de esto y otras actividades heredadas de
sus antiguos, meten a su muerto en la sepultura. Si el muerto es una persona importante o
“principal” se ponen dos o tres mujeres de las más hermosas, joyas preciadas,
comida y cántaros con chicha e maíz.
Terminado esto, antes de cubrir la sepultura colocan encima una caña
hueca, para poder alimentarlo durante su permanencia en la tumba. Esta costumbre descrita en detalle por Cieza[13]
era practicada en casi todos los territorios de la costa del actual Ecuador,
mencionando inclusive que en algunos lugares incluían mujeres o jóvenes vivos.
Los pozos de agua eran
cavados en piedra viva, además consumían mucho pescado, para su captura usaban
redes y aparejos. Otro dato mencionado es que la zona de Manta fue una zona
donde se ha manifestado el hecho de poseer el pan de maíz más rico de las
Indias, así como la riqueza de la zona.
Para algunos la conquista
de la zona por parte de los Incas, liderados por Huayna Cápac, era un hecho que
a pesar de todo ha sido cuestionado incluso por el mismo Cieza de León, eso sin
mencionar que arqueológicamente no existen evidencias indiscutibles de la
presencia de los Incas en la costa[14].
Los huancavilcas
Otro grupo que es
constantemente mencionado en las crónicas, y con mayor relación a la zona de
Santiago de Guayaquil son los huancavilcas. El
aspecto que es más relatado en las crónicas, referente a los
Guancavilcas es la presencia de balsas, y la importancia de la navegación para
los habitantes de la zona, esta
información llevó a parte de los primeros arqueólogos ecuatorianos a proponer
la presencia de la Confederación de Mercaderes, que está directamente relaciona
con la presencia de los Balseros del Mar del Sur[15].
Los puertos que sirvieron como centros de donde se manejaban las mayores balsas
fueron Payta, Manta y Guayaquil.
Guayaquil
Así como vimos que Manta,
fue el centro de concentración de la navegación, y probablemente del poder de
la sociedad de los Manteños o Paches; Guayaquil se convirtió durante la Colonia
en el centro del comercio de la zona, tanto su desembarcadero como su puerto
fueron los lugares donde las mercaderías eran negociadas, parece que el puerto
tenía dos partes, como vimos más arriba donde se menciona que en Puná existía
un muelle y en Guayaquil otro. El de Puná era para barcos más grandes[16].
Otro producto que fue parte
de los bienes comerciados en la zona, desde inicios de la colonia son las
perlas, las que lamentablemente no han sido encontradas arqueológicamente, al
menos en las proporciones que se esperaba[17].
Uno de los aspectos
comerciales y productivos de la zona del Golfo de Guayaquil que son
constantemente mencionados es el papel de Guayaquil como embarcadero de madera,
materia prima de muchos centros comerciales del virreinato del Perú. La madera
más explotada fue el roble, convirtiendo a Guayaquil desde el comienzo de la
colonia en un centro de almacenaje y redistribución de la producción maderera
que se desarrollaba de manera intensiva tierra adentro, por la Cuenca del río
Guayas [18] [19]
El puerto de Guayaquil fue
desde su creación, uno de los centros de distribución que el virreinato de Perú
tuvo en el área septentrional, centro desde el cual, los productos de Castilla
(importados) y la sal fueron redistribuidos a todo el territorio de la
Audiencia de Quito, básicamente y a otros virreinatos, inclusive.[20]
En todo caso, es importante
indicar que el papel de Guayaquil, como el puerto más importante del Mar del
Sur, papel que se le ha otorgado
especialmente a partir del s. XVIII, parece ser que tendremos que irnos más
atrás y pensar en la posibilidad de que ese papel fue desempeñado desde el s.
XVI. Sin olvidar que la costa estuvo
desde la Época Aborigen en un sistema económico determinado por el intercambio
horizontal y vertical.[21]
Por estas y varias otras
razones, desde sus inicios Guayaquil fue fruto de una constante disputa entre
los indios naturales y los invasores. Esto hizo que la ciudad fuese movilizada
en varias ocasiones, legando a ser
fundada de manera final en 1537[22]. Guayaquil es una ciudad ubicada en un
ambiente cálido, montañoso y estuarino, donde los pobladores se dedicaban
básicamente a trabajar ropa de algodón, granjerías de campo, comercio de
mercaderías de Castilla y contratación de servicios. Para 1574 López de
Velasco, aún no reporta una lista de pueblos de la zona de Guayaquil.[23]
En la zona de Guayaquil,
para la segunda mitad del s. XVI (1569), se nota que el traslado de indios es
constante, casi con la exclusiva necesidad de abastecer de indios y esclavos en
las zonas donde iban desapareciendo o disminuyendo. Parece ser que el
movimiento de indios en la zona, no se debe exclusivamente a los traslados
forzosos, se menciona que en algunos casos fueron realizados a cambio de regalos y como medio
de sustentación de relaciones cordiales entre los grupos.[24]
[25]
En esta zona existe una
clara disminución de indios, que es constantemente mencionada tanto en las fuentes
del Archivo de Indias como en las crónicas, este factor colaboró en que se
realizaran los traslados y la repoblación de ciertos pueblos. Este
decrecimiento poblacional estuvo seguramente relacionado a las pestes y a los
abusos por parte de los españoles con los nativos, además del hecho ya
mencionado de que la costa estaba aparentemente poblada de manera dispersa y no
intensiva, esto hace que los traslados sean parte de al estrategia de
explotación de las tierras de la zona.[26]
Los Chonos
Desde el s. XVI varios
cronistas y declarantes en probanzas hablan de los Chonos, como un grupo
ubicado en la cuenca del Guayas, jurisdicción de la ciudad de Santiago de
Guayaquil. En esta parte le daremos énfasis, a la información proporcionada por
las crónicas Diego de Urbina, éste hace referencia a la provincia de los
chonos, caracterizándolos como buenos navegantes y magníficos constructores de
balsas[27].
Girolamo Benzoni[28]
menciona al río Chione a cuarenta millas del mar y afluente del Guayas. Diego
de Trujillo presenta a los chonos como conocidos enemigos de los huancavilcas[29]. Miguel Cabello de Balboa cita a los chonos
junto a los huancavilcas, como los grupos que habitaron la cuenca del Guayas,
que en su momento era el río Amay y de Santiago.
Reginaldo de Lizarraga[30]
menciona que en la zona de Guayaquil existía dos naciones de indios, unos
llamados huancavilcas y otros que se llaman chonos. Hacia el s. XVII la
provincia de los chonos era una de las tres que conformaban los términos de la
ciudad de Guayaquil. Lastimosamente, a partir del s. XVIII varios historiadores
conocidos como Juan de Velasco, Federico González Suárez, Miguel Aspiazu,
Emilio Estrada, Alfredo y Piedad Costales, entre los más conocidos, incluyen al
cacicazgo Chono como parte de los Huancavilcas. Finalmente 1964, Dora León
Borja, da una imagen más justa para los chonos.
Constantemente se menciona
la presencia de indios que vinieron de la Amazonía, y otros lugares. Lo cierto es que en varios documentos se
indica la presencia de una parcialidad denominada Quixos-Daule, probablemente
relacionada con los de las tierras bajas orientales[31].
Igualmente se hace mención del grupo Yumbo, que en ocasiones es nombrado como
Yungas. Ya vinos antes la existencia de traslados en la sociedad Guancavilca,
no es de extrañarse que similar situación se dio con los chonos.
El prestigio de los chonos
era bastante notorio tanto por abarcar la cuenca del río Amay (Guayas) como por
las cualidades de grandes comerciantes que tuvieron con los peninsulares.
Los centros habitacionales
estaban relacionados a las playas u orillas de ríos, que utilizaban como vía de
comunicación. Las casas de chonos y
huancavilcas estaban edificadas en lomas altas, sus cultivos estaban dispersos
alrededor, usaban como material de construcción básicamente la madera, las
casas eran de forma triangular con techos de dos aguas. Algunas casas eran elevadas al estilo
barbacoa, como se estila aún en la zona, las camas eran elevadas en cuatro
palos igual, muy parecido a lo que se observa en la Amazonía actualmente.
Los chonos eran enemigos
tradicionales de los habitantes de la isla Puná, librándose verdaderas batallas
entre ellos.
Los Punáes
Puná, es el lugar que es
mencionado de manera constante por los cronistas de la Colonia Temprana, las
referencias son constantes sobre la belicosidad de sus habitantes, así como de
las permanentes disputas, tanto con la gente de Túmbez como con los
peninsulares. Los caciques en casi todos
los textos revisados que hacen referencias a nativos son presentados sin
ninguna especificidad, salvo contadas excepciones como Tomalá, ya veremos más
adelante.
Los peninsulares decidieron
detenerse en Puná debido a las informaciones de gran poder y riqueza que les
había sido proporcionado. Encontraron una sociedad con territorio definido y
unidad político administrativa que les fue difícil de dominar como se puede ver
en las referencias de algunos cronistas como Fernández de Oviedo, Las Casas y
Gracilazo de la Vega.[32]
En ese texto, Fernández de
Oviedo, nos da información sobre varias cosas.
Este cronista menciona a Puná como la isla de Santiago, es decir la
relaciona con la ciudad Santiago de Guayaquil, lugar donde evidentemente se
encontraba asentada la sociedad que ellos denominaron Guancavilcas. También nos informa sobre la movilización de
algunas pobladores de Puná a Tierra Firme (Panamá), hecho que no ha sido
comprobado, pero que si analizados detenidamente el momento en que se realizó
la pacificación de Puná pudo ser posible, debido a que los vientos al norte
apoyan notoriamente la navegación a vela durante la mayor parte del año en la
zona.
Es claro que Francisco
Pizarro, debió cambiar su estrategia de dominación ya que estaba quedando en
una situación numérica de desventaja y sin indios para dominar.
Las Casas nos informa de la
brutal toma de la que fue objeto Pugna (Puná), donde hace mucho énfasis en la
riqueza de la isla y en la actitud pacífica que los indios que la poblaban
demostraron en los primeros contactos con los invasores, los que finalmente los
dominaron y maltrataron hasta destruir por completo el grupo y dejar despoblada
la isla[33].
El cronista Garcilaso de la
Vega, nos confirma lo ya mencionado por Fernández de Oviedo, Puná poseía una
extraordinaria riqueza en oro y plata, pero evidentemente, en la zona no se
encuentran minas de estos metales, esta situación nos lleva a pensar en que
Puná sirvió de centro de distribución y/o almacenaje para la red de
comerciantes de la zona, o los punáes fueron una sociedad belicosa que lo que
hacía era asaltar a los navegantes que cruzaban la zona con la finalidad de
enriquecer sus almacenes, pero no conocemos el fin que perseguían. Es notorio mencionar el énfasis constante en
la riqueza representada en los metales que los invasores consideraban preciosos,
especialmente oro y plata, cuando los bienes debieron ser, seguramente, muy
variados y numerosos. En este párrafo
Garcilaso de la Vega, nos hace mención a otro hecho que parece determinante
para entender lo que acaecía en la zona al momento de la llegada de los
españoles, la disputa entre Puná y Tumbez. La imagen que Garcilaso quiere
brindar da los españoles es claramente parcializada, pues acusa a los
tumbecinos de ingratos, debido a que no decidieron servir incondicionalmente a
los españoles, a pesar de que éstos los liberaron del yugo de los punáes; será
acaso que los punáes y tumbecinos se aliaron posteriormente para enfrentarlos y
defenderse de la ofensiva española, o será que los españoles mal entendieron la
disputa entre punáes y tumbecinos como un pleito sin sentido, y quizá Puná por
ser centro importante, era el lugar donde se concentraban los capturados en
disputas comerciales. Estas capturas de
gran cantidad de tumbecinos por parte de los punáes es mencionada con
anterioridad por Bernabé Cobo.[34]
Gracilazo menciona el hecho
de que los indios de la zona estaban confederados y que actuaban en conjunto,
tal es el caso cuando decidieron emboscar a los españoles durante sus acciones
expansivas[35]
[36]
Al igual
que en lo referido a los huancavilcas, es notorio que para los peninsulares, uno
de los rasgos culturales que más les llamó la atención fue la presencia de
naves grandes y pequeñas (balsas), que en gran número eran las encargadas del
tráfico del Golfo de Guayaquil y la costa del actual Ecuador y extremo norte de
Perú, especialmente la zona entre cabo Pasado y Tumbes. Salazar de Villasante,
nos presente un esquema geográfico bastante claro. En él, nos indica varias
cosas, nos enfatiza el hecho de que Puná es una isla que se encuentra
estratégicamente ubicada, lo que hacía que los navíos grandes y pequeños
realizaron una parada antes de subir a Guayaquil, tramo, Puná-Guayaquil que es
de gran cuidado para los navegantes, incluso hoy en día, esto se debe a que la
condición del río hace que este acumule una enorme cantidad de material de arrastre,
lo que ocasiona que se formen pequeñas islas, bajos y otros accidentes que
provocan que la navegación sea bastante inestable.
Las balsas tuvieron gran
trascendencia para la economía y dominio de la zona. Han sido descritas por casi todos los cronistas,
en varios documentos. Salazar de
Villasante, nos menciona la presencia de hombres pertenecientes a Pohechos, los que servían de guías a las
faenas emprendidas por los españoles, al momento de decidir ir a Puná, Pizarro
empleó balsas para realizar su embestida contra los nativos, éste arribó con
las armas desenvainadas para intimidar a los punáes, sin embargo, fue recibido
por éstos de manera pacífica. Posteriormente y ante los abusos de los
españoles, se ordena el ataque. Luego, Pizarro lo toma cautivo y seguidamente
van a pedir que lo deje libre y le permitan seguir con ellos. Es un claro ejemplo, con conflicto desatado
por Pizarro, las consecuencias del mismo y la solución proporcionada por los
españoles, con la finalidad de no perder espacio en la zona.[37]
López de Gomara, describa
algunas de las características que poseían los punáes, eran cazadores y
pescadores, los animales más numerosos y capturados fueron los venados y “ovejas cervales”, grandes trabajadores y guerreros, vestían prendas de muchos colores
y de algodón, además de muchas sortijas, cercillos y joyas de oro, empleaban
muchas vasijos de oro y plata como vajilla, y aparentemente era una sociedad
donde las mujeres del gobernador o cacique era cuidada por gente a la que se le
practicaba cierto tipo de mutilación.
Al momento de la llegada de
los peninsulares los puneños parece que no estuvieron bajo el dominio incaico,
pero si encontraron evidencias de sus conflictos con los vecinos. La presencia
de algunos delegados de Tupac Yupanqui en la isla, termina aliándose con otros pueblos de la
costa para poder vencerlo, es la propuesta que se conoce ahora para la historia
inmediata anterior a la llegada de los europeos a la isla, lastimosamente no
tiene una evidencia clara, lo mismo sucede con la afirmación de las permanentes
riñas entre punáes y tumbecinos[38]
. Las pesquerías de los nativos de la
isla eran obtenidas de una amplia región marítima, así como las vías
comerciales eran desarrolladas con pueblos vecinos de Naranjal, Balao, etc., al
igual que con las rutas que bajaban de los ríos Daule y Babahoyo, parece ser
que el sistema de comercio de los Mercaderes de la costa noroccidental,
comandados por los Punáes y Manteños, junto con las producciones de la puna
cuzqueña y circum Titicaca, sirvieron básicamente para sostener económicamente
las sociedades de la zona.
Los habitantes de Puná
fueron nombrados constantemente como belicosos y guerreros peligrosos, que
peleaban frecuentemente con sus vecinos, especialmente los de Tumbes y los
chonos de la cuenca del Guayas.[39]
[40] [41] [42]
Los habitantes de
alimentaban sobre todo de la pesca y recolección de manglar, además cazaban y
comían saínos, venado, tórtolas, patos y cuyes, además, algunos cronistas
mencionan la presencia de llamas para la época de conquista. Vale la pena
mencionar que algunos cronistas indican que se apropiaban de algunos animales
silvestres, tales como papagayos, guacamayas, guanta, paca, zorros, tigrillos,
culebras, etc. Se indica constantemente
la gran variedad de hortalizas y frutas que eran cultivadas en la isla: maíz,
yuca, ají, zarzaparrilla, algodón. Los
cronistas expresan su sorpresa acerca de la calidad y cantidad de textiles
observadas, así como la variedad de colores.
La isla fue un centro con
un delicioso ambiente del trópico húmedo, muy rico en fauna y enflora, donde el
modo de vida estaba regido por un sistema de apropiación y de producción
incipiente, en el cual se explotaba el medio circundante en su máxima
posibilidad. Las riquezas más notorias eran los árboles frutales de las ovejas,
venados, aves, y la zarzaparrilla.[43]
Algunos investigadores han
propuesto una reconstrucción del sistema socioeconómico de la Puná[44]. La propuesta de Volland (1995), sostiene que
el sistema de Puná tenía las siguientes características: un jefe principal con
su séquito de esposas y nobles, clara diferenciación de rangos y linajes,
permiso de matrimonio entre hermanos, gran población, un centro de
redistribución que fungía de capital, aldeas pequeñas relacionadas al eje
central, cultivo de tubérculos, hortalizas, caza de animales, presencia de
animales domésticos y explotación de la pesca. Queda poco claro si
redistribuían, así como si existía tributo entre los isleños[45]. Sin embargo, si se manejó el trueque y el
tráfico de bienes, seguramente debió existir un grupo de especialistas.
Sobre el aspecto religioso,
como hemos visto más arriba se conoce de la presencia de templos donde se
realizaban sacrificios de animales y aves. Estos templos que tenían una
decoración oscura y labrada en las paredes, mas no se conoce de alguna
actividad religiosa específica, y sí de ofrendas y sacrificios humanos[46].
En el caso de la isla de Santa Clara (ubicada al sur del Golfo de Guayaquil),
parece ser que esta sirvió como sitio de peregrinaje.
De
lo encontrado se deduce que el territorio dominado directamente por los punáes
era la isla en sí misma, a esto debemos agregar territorios de tierra firme que
fueron dominados indirectamente, tales como Tumbes y el sitio la Bola que era
desembarcadero de Cuenca[47],
que estaba a cargo de los punáes, pueblos de Naranjal y Machala, etc. Algunos
investigadores han planteado la participación de los punáes en una
Confederación de mercaderes[48],
órgano administrativo que estaría encargado de liderar el comercio de varios
bienes y las relaciones socioeconómicas en el pacífico septentrional. Otros investigadores, han propuesto el papel monopolista de algunos
productos como la sal, monopolio que parece haber sido tan extenso como en toda
el área septentrional andina[49]. Lo cierto es que los punáes fueron una
sociedad muy fuerte, ubicada estratigráficamente y con poder notable en las
relaciones comerciales del Golfo de Guayaquil.
[1] Garcilaso de la Vega,
[1590].Obras completas del Inca Garcilaso
de la Vega. Tomo II y III. Biblioteca de Autores Españoles No.133 y 134.
Madrid tomo 2, capítulo 4, 1960: 11.
[2]
Las Casas, Tratado de las doce dudas,
1959: 478.
[3]
Las Casas, Carta a un personaje de la
corte, 1958: 60.
[4]
Fernández de Oviedo. Idem. tomo 5, libro 50: 374.
[7]
Garcilaso de la Vega. Idem: libro 1, tomo 2, capítulo 6: 15.
[8]
Información y probanza de méritos de Antonio Rodríguez. Madrid, 3 de abril de
1570.
[9]
Cuentas pequeñas
[10]
seguramente eran cuentas cuya materia prima era la concha espinosa, Spondylus princeps y/o Spondylus calcifer
[11]
Cieza de León. Idem. Capítulo 46.
[12]
Cieza de León. Idem. Capítulo 48.
[13]
Cieza de León. Idem. Capítulo 51.
Existen algunos hallazgos en sitios arqueológicos, que
indican relaciones con los Incas o con sociedades sometida por ellos. Sin embargo, no se han encontrado pruebas
claras de la supuesta invasión a la costa.
[14]
Cieza de León. Idem. Capítulo 47.
[15]
Jacinto Jijón y Caamaño. Ibidem.
[16]
Jiménez de la Espada, M. Idem. Tomo 2, 1965: 176.
[17]
Jiménez de la Espada, M. Idem: Tomo 2, 1965: 177.
[20]
Jiménez de la Espada, M. Idem. Tomo 2, 1965: 178.
[21]
Jiménez de la Espada, M. Idem. Tomo 1, 1965: 10.
[22]
La primera fundación fue realizada en 1534, de acuerdo a la Descripción de la
Gobernación de Guayaquil de 1605 –Revista
del Archivo Histórico del Guayas No.4:61-93. Año II. 1973-.
[23]
López de Velasco. Idem. 1971: 225.
[24]
Jiménez de la Espada, M. Idem. Tomo 3, 1965: 88.
[27]
Diego de Urbina. Carta al Emperador. CDIHP
III: 544-545. 1543. Ver Anexo No.2
[28]
Girolamo Benzoni. La Historia del Nuevo
Mundo. Museo Antropológico del Banco Central del Ecuador. Guayaquil. 1985.
[29]Trujillo,
D. De. Relación del descubrimiento del reino del Perú. En Conde Canilleros
(Ed.) Tres testigos de la Conquista del Perú. Pp.117-141. Madrid.
(Colección Austral No.1168). 1964 (1571)
[30]
Reginaldo de Lizárraga. Descripción breve de toda la tierra del Perú, Tucumán,
Río de la Plata y Chile. Biblioteca de Autores Españoles No.15. Madrid. 1909.
[31]
Waldemar Espinoza Soriano. El reino de los Chono, al este de Guayaquil (s.
XV-XVII). En: Etnohistoria ecuatoriana:
estudios y documentos. Ediciones Abya-yala. Quito. 1988.
[33]
Garcilaso de la Vega. Idem. Tomo 3, capítulo XVI, 1960:36.
[34]
López de Gómara, F. 1922 (1552) Historia
General de las Indias: Tomo II. Ed. Calpe . Madrid: capítulo 49, 11.
[35]
Garcilaso de la Vega. Idem. libro 9, tomo 2, capítulo 5, 1960: 339.
[38]
González, Victor. El cacique Tomalá: Nacionalidad y Soberanía. Universidad de Guayaquil. Segunda Edición.
1990. Pag. 15.
[41]
López de Velasco, J. Idem.: 227.
[42]
López de Velasco, J. Idem: 225.
[44]
Martin Volland. Los Punaes: una jefatura del periodo de Integración
Tardío. Miscelánea Antropológica Ecuatoriana No.8: 15-28.1995
José Alcina Franch. El modelo teórico de jefatura y su
aplicación al área andina septentrional norte. En Miscelánea Antropológica Ecuatoriana No.6: 265-288. Serie
Monográfica. Guayaquil. 1986
[45]
Volland, ibidem: 22.
[46]
Ver supra
[47]
Anónimo. Descripción de la gobernación de Guayaquil. Revista del Archivo Histórico del Guayas No.4: 62-93.
[48]
Martin Volland. 1995. Ibidem:23. Jacinto Jijón y Caamaño. Antropología Prehispánica del Ecuador. Coedición PUCE-IECI. 1997. Quito.
Don J. A. Disculpe la ignorancia pero cuyes y llamas en Puná, Me parece una novedad leer eso, No recuerdo tener referencias sobre estos animales en la costa.
ResponderEliminarExcelente artículo. Claro y puntual sobre los pueblos que habitaron el litoral ecuatoriano antes y durante la colonia. Hay que darle la razón a J.L.Borges sobre el placer que ocasiona la lectura y a mi en particular este artículo. Muchas Gracias por escribirlo y publicarlo.
ResponderEliminarUn articulo sin duda de lo más ilustrativo y ameno, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarComo siempre, gracias por compartir su conocimiento. Llama la atención la importancia de Portoviejo en su momento, siendo una población alejada de la costa. Los punáes dada su posición geográfica era por demás relevante. Me pregunto por qué no se convirtió en una especie de Manhattan de la costa del Pacífico? Para Guayaquil se eligió una posición que permitía una mejor defensa de los ataques piratas, pero hubiera sido fenomenal un Guayaquil a la altura de Posorja con "Punáhattan" de vecino :)
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