Bolívar dictador
En todas las transformaciones sociales alcanzadas por los pueblos del mundo que lucharon para salir del autoritarismo monárquico, la más determinante fue la revolución hispanoamericana que terminó con el imperio colonial español. “En la independencia (…) se frenan para siempre los imperios y surge un derecho nuevo. Salen remozadas todas las otras expresiones de la revolución. En este cuadro, Bolívar entra a ser el instrumento que trabaja en lo más radical del más revolucionario de los siglos. Su obra está ahí. Y solo ahí. No hay que equivocarse.”[1]
Por otra parte, el historiador peruano Ricardo Mariátegui Oliva en pocas palabras resumió la trayectoria de Bolívar: “Bolívar siempre actuó dubitativamente: proclamó libertad y procedió como un absolutista; sostuvo la soberanía del pueblo y trató de destruirla; invocó la justicia y la proscribió; dimitió tres veces una autoridad temporal y electiva, procurando, en cambio, una perpetua y hereditaria”.
José García Hamilton, un estudioso argentino de Bolívar, considera que el Libertador fue consistentemente dictatorial: En 1815 estando desterrado en Jamaica, Bolívar, en su famosa “carta”, manifiesta su decepción sobre la primera experiencia republicana en Venezuela, opinando que las instituciones representativas no eran compatibles con nuestro carácter hispanoamericano.
Víctor Andrés Belaúnde afirma que: “Bolívar consiguió tres diferentes decretos que le permitieron ejercer el poder ejecutivo con toda amplitud, o sea, la verdadera dictadura como lo exigían las necesidades de la guerra”.La realidad de la turbulenta vida deSimón Bolívar, se mantuvo en la constante expectativa de ser consagrado presidente vitalicio de Venezuela y de todos países que había liberado.
Opiniones adversas unas favorables otras, que tienen el aval de la investigación y numerosas publicaciones serias registran posturas dictatoriales desde1813. El 23 de enero de 1815 es nombrado capitán general de la Confederación de la Nueva Granada, perosu autoritarismo sufre el rechazo en Cartagena y se embarca para Jamaica donde el 6 de septiembre de ese año escribe su famosa carta, que en uno de sus párrafos, dice:“Esta nación se llamaría Colombia (…) Su gobierno podrá imitar al inglés; con la diferencia de que en lugar de un rey habrá un poder ejecutivo electivo, cuando más vitalicio (…) una cámara o senado legislativo hereditario (…) y un cuerpo legislativo de libre elección, sin otras restricciones que las de la Cámara Baja de Inglaterra”.[2]
En 1819,cuando la mayor parte del territorio venezolano se hallaba libre, en la Convención Constituyente de Angostura propone la misma especie concebida en Jamaica, pero es rechazada. Tras el triunfo de Boyacá (7 de agosto de 1819), corrió igual suerte en la convención de Cúcuta (Nueva Granada) en 1821, en que fue rechazada la presidencia vitalicia a cambio de un periodo de cuatro años.
Luego del triunfo de los ejércitos unidos comandados por Sucre y Santa Cruz, obtenido el 24 de mayo de 1822 en Pichincha, Bolívar pudo entrar a Quito el 16 de junio y el 13 de julio, al mando de 3.000 veteranos de élite de su guardia personal, en un acto de fuerza, sin respetar libertades anexó Guayaquil a Colombia. Desde entonces permaneció en nuestro territorio hasta obtener del Congreso colombiano la anuencia para viajar al sur. El 7 de agosto de 1823 [3]zarpó de Guayaquil, “al fin me voy lleno de confianza de que no seré mal visto por el Congreso, por un acto a que la necesidad me obligaba”.[4]El 1 de septiembre, arribó al Callao y en Lima fue recibido con gran pompa. Al día siguiente el Congreso Constituyente peruano lo elevó a la dignidad de “suprema autoridad”.
El10 de febrero de 1824, es designado Dictador del Perú, con el fin de enfrentar la tremenda anarquía reinante: “Considerando (...) que sólo un poder dictatorial depositado en una mano fuerte, capaz de hacer la guerra, cual corresponde a la tenaz obstinación de los enemigos de nuestra independencia, puede llenar los ardientes votos de la representación nacional (...) la suprema autoridad política y militar de la República queda concentrada en el Libertador Simón Bolívar”.[5]
La verdad es que no defraudó esta confianza, pues en un solo año los libró no solo del desorden sino de la presencia de tropas españolas (Junín y Ayacucho). En este punto, cesa la guerra y la acción militar por la independencia, y aflora en él su aspiración dictatorial y obtiene que los peruanos lo elijan a la distancia Presidente de esa nación yel Congreso Constituyente al renunciar a sus funciones y le entrega sin restricciones toda la autoridad de la República.
Después del triunfo de Ayacucho (diciembre 9 de 1824), el mariscal Sucre continuó su marcha hacia el Alto Perú (hoy Bolivia), y el 9 de febrero de 1825, junto al abogado Casimiro Olañeta convocaron a todas las provincias a reunirse en Chuquisaca en Asamblea Deliberante para decidir la suerte de la región. En el ínterin, Bolívar después de firmar el Tratado de Ayacucho con el general Canterac, emprendió la ruta de Sucre. Entre tanto, una nueva Asamblea celebrada en Chuquisaca el 9 de julio de ese año decidió la total independencia altoperuana,[6]y promulgó un decreto designándolo Padre de la República y Jefe Supremo del Estado. Y como la más alta muestra de reconocimiento dio el nombre de Bolivia al nuevo país, encargándole de redactar a su albedrío la primera carta política boliviana. “A propósito: estoy haciendo una Constitución muy fuerte y muy bien combinada para este país…”[7]Bolívar, que de ninguna manera era ajeno a estos “encargos”, tuvo al fin la oportunidad de imponer sus ideas rechazadas una década atrás en Angostura y Cúcuta, es decir: gobernar con un presidente vitalicio, senadores hereditarios y diputados elegidos por el pueblo.
El congreso peruano lo declara dictador, como tal impone la constitución boliviana. Hemos visto que el 10 de febrero de 1824 Bolívar fue investido como dictador del Perú por el Congreso de ese país. “Cuando el 10 de febrero de 1825 se reinstaló por última vez el Congreso Constituyente, todo estaba montado, armado y decidido: Bolívar continuaría como dictador. Ese día, Carlos Pedemonte al frente de una comisión parlamentaria fue al Palacio de Gobierno para invitar a Bolívar a la sesión de reapertura. En tono servil le dijo que el Congreso se estremecería si el Libertador dijese algo que se pueda entender como su dimisión a la autoridad suprema”.[8]
“El error de Bolívar fue no volver a Colombia. Después de la batalla de Ayacucho, y con toda seguridad después de la fundación de Bolivia (…) y permaneció en Lima donde los placeres del poder y el sueño fascinador de una Federación de los Andes se impusieron a su mejor juicio (…) se había acostumbrado ahora al poder dictatorial. Desde 1813 había ejercido su autoridad casi sin obstáculos y en Lima su posición adquirió los atributos y prerrogativas de un sultanato”.[9]
Finalmente, tomó su tardía decisión y el 3 de septiembre de 1826 zarpa a Colombia a bordo del bergantín “Congreso” y deja el Perú regido por un Consejo de Gobierno encargado de imponer la constitución vitalicia boliviana.Pero este cae luego de la sublevación del 26 de enero de 1827, y ante el descontento general del pueblo limeño, el presidente del Consejo, Andrés Santa Cruz Villavicencio, al día siguiente convocó un Congreso Constituyente Extraordinario, que desconoció la constitución vitalicia de Bolívar, convocando a la vez nuevas elecciones para elegir Presidente de la República. La dictadura de Bolívar en el Perú había concluido.
Entre tanto, el 16 de marzo de 1826 el Congreso de Colombia, cuando la beligerancia entre Páez y Santander era evidente, reeligió para un nuevo periodo a Bolívar como Presidente y a Santander como Vicepresidente (12 y 16 de junio de 1826),[10]y ante la rebelión inició “un proceso de acusación contra el comandante del departamento de Venezuela, José Antonio Páez”.[11]Sin embargo, Bolívar, que era un convencido que la Constitución de Cúcuta era demasiado liberal, asumió una actitud benevolente, pues la consideraba una brillante oportunidad para liquidar la constitución vigente, que consideraba como “el arca que nos ha de salvar del naufragio que nos amenaza por todas partes”.[12]
Al paso por los departamentos de Guayaquil, Cuenca y Ecuador es aclamado como dictador, y pese a su aparente rechazo a la idea consideraba la dictadura como esencial para el éxito de su proyectada reforma constitucional. Sin embargo el grito de rebelión lanzado por Páez en Venezuela, había resonado ya en los oídos guayaquileños. La administración centralista, cuyos beneficios no llegaban al Departamento del Sur, demostraba ser incapaz para vencer las grandes distancias, y al impedir su desarrollo amenazaba con la desintegración del ilusorio gran país colombiano.“El grito de rebelión había ya repercutido en Guayaquil. Los separatistas de ese sector, que ya en 1823 se vieron obligados a frenar su descontento y resentimiento, se manifestaron públicamente ahora contra la República Colombiana condenando la potencia que los había dominado”.[13]El 10 de julio de 1826, se produjo la “subversión del Ecuador”; el Cabildo guayaquileño, se pronunció exigiendo reformas para alcanzar una autonomía local con carácter federalista.[14]Y el 16 de abril de 1827 la ciudad estuvo en manos de los federalistas por varios meses,[15]hasta que por las mentirosas promesas de Bolívar depusieron las armas y pudo ingresar a la ciudad el general Flores.
En la ruta entre Quito y Bogotá está Popayán, y cuando Bolívar llegó a ella no solo encontró con una oposición mayoritaria a sus ideas políticas, sino que José Hilario López, ferviente partidario de Santander, que a la sazón se desempeñaba como intendente, se oponía tenazmente a cualquier pronunciamiento del Cabildo como hubieran deseado recibir el propio Libertador y su séquito de oficiales, quienes incómodos con tal situación se expresaban con sorna sobre la Constitución Colombiana. Además, las críticas veladas hacia la administración de Santander emitidas por él, agravaron las cosas. Por eso cuando llegó a Bogotá a mediados de noviembre de 1826, “fue recibido con Lemas y discursos que exaltaban el carácter sagrado de la Constitución y la Leyes de Colombia”.[16]
Bolívar mandó entonces un delegado militar hacia Bogotá para que, en el camino, instara unas “actas populares” para exigir la reforma de la Constitución. Santander le escribió para decirle que esas actas no eran legales, a lo que Bolívar respondió que “no eran legítimas, pero sí populares, y por lo tanto propias de una república eminentemente democrática”. Bolívar y Santander acordaron finalmente convocar a una nueva convención constituyente en Ocaña. Pero al comprobar que su vicepresidente había obtenido en las elecciones más delegados que él, Bolívar retiró sus convencionales y dejó sin quórum a la asamblea. Simultáneamente, por medio de un "autogolpe", se constituyó en dictador de la Gran Colombia bajo el paradójico título de Libertador Presidente y destituyó a Santander de la vicepresidencia.
Poco tiempo pudo disfrutar Bolívar de esta “suma del poder público”, buscada durante más de una década. Sin embargo no pudo sostener políticamente su dictadura y, en 1830, renunció y murió en Santa Marta, mientras la Gran Colombia se desintegraba.Vale decir como describe Belaúnde “era un autoritarismo pero sin el nombre de monarquía. Bolívar prefería el autoritarismo exótico, la tiranía activa y de esta forma lograr las estabilidades y la eficiencia en el gobierno”.El historiador Elías Pino Iturrieta, una de las autoridades más respetadas de Venezuela con respecto al Libertador, dijo que fue “un aristócrata bien informado de las tendencias liberales, pero distanciado del pueblo en términos abismales”.
Los mitómanos bolivarianos exageran el valor de Bolívar, un hombrecito de muy baja estatura, erotómano, que sufría de orquitis crónica, lo cual le impedía concebir un hijo, le atribuyen todo a él y olvidan a los miles de hombres que sustentaron su lucha y consiguieron la libertad de sus patrias. No hay duda que, tuvo valor y mucho, pero no lo hizo solo.
[1]Germán Arciniegas “Bolívar y la Revolución”, Cuarta edición, Santafé de Bogotá, Editorial Planeta, Pág. 345, 1993.
[3]Ibídem, Carta de Bolívar al general Bartolomé Salom, Guayaquil, 7 de agosto de 1823, Pág. 795.
[4]Ibídem, Carta a Santander, fechada en Guayaquil el 6 de agosto de 1823, Pág. 792
[5] Resolución del Congreso peruano.
[6] “… tras independizarnos en solo 15 meses, los 21 siguientes en vez de libertad sufrimos una brutal represión y la amputación de la mitad de nuestro antiguo territorio. Ninguna nación latinoamericana ha pagado tanto por su independencia”. Herbert Morote, “Bolívar: Libertador y enemigo Nº 1 del Perú”, Tercera Edición, Lima, Jaime Campodónico Editor, diciembre 2007.
[7]Bolívar a Santander: Chuquisaca, 27 de octubre de 1825. Archivo Santander, Vol. XIII, Bogotá, Águila Negra Editorial, Pág. 257, 1918.
[8]Herbert Morote, Op. Cit. Pág. 194.
[9]Gerhard Masur, Op. Cit. Págs. 517-518.
[10]Salvador de Madariaga, “Bolívar” Tomo II, México, Editorial Hermes, Pág. 397, 1951. Julio Hoenigsberg, “Santander Ante la Historia” Tomo II, Barranquilla, Colombia, Imprenta Departamental, Págs. 599-602, 1969. Santander obtuvo el apoyo decidido de Bolívar como lo manifiesta en carta de febrero 23 de 1825. ¿???
[11]Bushnell, Op. Cit. Pág. 256.
[12]Carta de Bolívar a Antonio Gutiérrez de la Fuente de mayo 12 de 1826, Lecuna. ¿???
[13]Gerhard Masur, “Simón Bolívar”, Bogotá, Editorial Grijalbo, Pág., 519, 1984.
[14]Actas del Cabildo de Guayaquil, del 6 y 10 de julio de 1826, libro XXXI, Págs. 167-181.
[15]José Antonio Gómez, “Vigencia y Permanencia de Olmedo”, Guayaquil, AHG, Págs. 79-104. 2001.
[16]Bushnell, Op. Cit. Pág. 374.
Excelente artículo, digno de material de estudio para los colegios.
ResponderEliminarGran artículo. Coincido en que debería ser material de estudio "obligatorio" en los colegios. Muchas gracias nuevamente por su interés y gran contribución para poner en perspectiva hechos que el tiempo y la política oportunista cambian a su conveniencia.
ResponderEliminarSin duda cada dia aprendemos mas sobre este personaje que sin duda movilizó a los hombres de la epoca para conseguir la libertad. Gracias sr. Gomez por compartir sus conocimientos .Los colegios deberían impartir la historia de esta manera sin apasionarse por nadie decir los hechos como son y dejar q el alumno form su propia idea.
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