El asedio de los
libertadores
Como los mensajeros de campaña andaban lentos, agobiados por las
grandes distancias que debían correr, trasladando órdenes militares y noticias,
el 6 de noviembre de 1820, Sucre, en una carta dirigida al general Santander vicepresidente
de Cundinamarca,[1]
en la que evidentemente no conocía del triunfo guayaquileño del 9 de Octubre,
decía: “El armisticio parece que se concluirá, y aún la paz; y es preciso haber
ocupado Quito, porque sin tenerlo en nuestro poder sería imposible que lo
cedieran (…) es necesario entrar en el proyecto de una pequeña expedición que
tome e insurreccione a Guayaquil…”.[2]
Es la primera vez que se nombra a Guayaquil desde un punto de
vista estratégico. Fue necesario que Sucre, en su marcha hacia Quito por la vía
de Popayán y Pasto, constatara que por lo salvaje de
una topografía de grandes montañas y desfiladeros era imposible alcanzarla por
tal camino. Por lo tanto, debió buscar el mar para zarpar el 2 de abril desde
Buenaventura con 650 efectivos a bordo de las goletas Alejandro I y
Teodocio, para llegar a nuestra
ciudad, los primeros días de mayo de 1821. Hechos incontrastables que
evidencian que, sin la independencia de Guayaquil, no habría sido posible
liberar Quito, por lo menos en la fecha y hechos que se dieron.
El 10 de octubre de 1820, Olmedo instó a la Junta para avanzar en
el campo político: “la obra no está consumada todavía y con este objeto, el
sufragio libre y general de los pueblos, nos ha reunido hoy a establecer y
consolidar el edificio de la libertad política y civil”.[3]
Y en lo militar, la primera preocupación con el ánimo de obtener su protección
fue comunicar la buena nueva, tanto a Bolívar como a San Martín. “Bolívar no supo de nuestra libertad sino meses después de
haberlas proclamado, y lo supo porque le enviamos un mensajero a comunicárselo.
Nuestra libertad fue un sacrificio nuestro, no dádiva de Bolívar o de Sucre.
Esta nación (refiriéndose a Guayaquil) y estos libertadores de otros pueblos
carecen de derecho para exigirnos en retribución a sus servicios el
incorporarnos a Colombia”.[4]
Simultáneamente a estos avisos fue creada la División Protectora
de Quito, con la decisión de liberar las provincias andinas: “Guayaquileños:
cuando nos propusimos ser libres no podíamos dejar gemir en la opresión á los
pueblos que nos rodeaban: la empresa era grande, y los tiranos miraron con
desdén nuestro noble arrojo”.[5]
Con lo que queda demostrado que ansiaban constituir su país con la unidad
territorial a la que estaban histórica y socialmente vinculados.
Para cuidar la organización y
marcha del ejército constituido por ciudadanos de la Provincia de Guayaquil que
debían penetrar a la región andina, fue creada la Comisaría de la División
Protectora de Quito,[6]
cuyo responsable debía rendir, semanalmente, cuentas al Gobierno y a la
organización reguladora de los recursos invertidos en el adiestramiento de
reclutas que finalmente participaron, se sacrificaron y murieron por la
libertad del territorio de la Audiencia.[7]
Ante el pedido de ayuda militar
dirigido a ambos libertadores, San Martín fue el primero en mandar a bordo de la
goleta “Patria” dos oficiales argentinos para colaborar con el Gobierno de
Guayaquil: “El Excelentísimo señor don José de San Martín ha dirigido cerca de
este gobierno a su Edecán primer Coronel don Tomás Guido y para marchar de
acuerdo en la perfección de la obra de nuestra libertad, y el Coronel Mayor Don
Torivio (sic) Luzurriaga y que coopere con sus conocimientos militares a los
planes de este gobierno...”.[8]
Ellos iniciaron el asedio de
Guayaquil para preparar su anexión al ejército de San Martín. Tan pronto
llegados los argentinos, el coronel Guido, representando su papel, no tardó en
vincularse a la Junta de Gobierno y a nombre del general San Martín provocar
reuniones con el Presidente y sus vocales, para mostrar su “preocupación” por
la suerte de la Provincia de Guayaquil: “El que suscribe (…) tuvo el honor de
explicar en la conferencia de esta mañana, que US se sirvió dispensarle (…) los
peligros en que, en su sentir, consideraba a esta benemérita provincia, si
aislada como una República independiente rehusaba a su inmediata asociación a
algunos de los estados más fuertes y libres de América, propuso a la resolución
de US la actividad política en que deseaba conservarse”.[9]
Guayaquil nunca dejó de considerarse como simple provincia autónoma. Jamás como
una república independiente.
Entretanto, bajo el mando de Luis
Urdaneta y León Febres Cordero, la expedición de la División Protectora de
Quito había salido de la ciudad los primeros días de noviembre de 1820. Y en el
primer encuentro con el enemigo ocurrido el 9 en Camino Real, alcanzaron un
sonado triunfo. Ante este suceso, se levantaron los patriotas de Ambato y
Latacunga, y sometieron a los realistas que habían escapado de Guaranda. El
Gobierno guayaquileño sobrevaloró este triunfo militar, y dio largas a Guido
para evitar la concreción de un convenio comprometedor.
A tal punto llegó el optimismo,
que Olmedo, creyendo que Quito sería liberado con prescindencia de la ayuda
militar externa, escribió a San Martín lo siguiente: “Tengo el honor de anunciar
a V.E. que, también por esta parte, hace progresos nuestra causa (…) la
División protectora, la que, después de haber vencido gloriosamente el
peligroso punto de Camino Real, entró pacíficamente en Guaranda. Después han
ido sacudiendo el yugo, las vastas y fértiles provincias de Cuenca, Riobamba,
Ambato y Latacunga; y ya las avanzadas de esa División están a doce leguas de
Quito”.[10]
[1]
“Con el triunfo de Boyacá sobre el ejército español de Morillo, surge lo que en
un primer momento se denominó el Estado de Cundinamarca, estableciéndose un
gobierno provisional en lo que eran las provincias de Boyacá y Cundinamarca del
antiguo virreinato de Nueva Granada. Era, pues, en estos momentos, un
Estado-isla independiente en medio de grandes territorios en donde continuaba
la guerra por la independencia”, Gloria Inés Ospina Sánchez, OP. Cit., Pág. 25,
1988.
[2]
Bolívar, carta del 6 de noviembre de 1820. “Archivo
de Sucre, Tomo I, 1812-1821”, Caracas, Pág. 210, 1973.
[3]
Fragmento del discurso de Olmedo ante el Colegio
Representativo de la Provincia. El Telégrafo 9 de noviembre de 1999. Página de
los martes del AHG.
[4]
Semanario El Republicano del Sur, Guayaquil, 10 de julio de 1822
[5]
Párrafo de la arenga pronunciada por Olmedo al conocer la noticia de la
libertad de Quito.
[6]
AHMCD/34
-0000031 -0000042
[7]
En opinión del autor este es el momento en que nace
el Ejército del Ecuador, pues fue conformado con nativos de esta tierra
ecuatoriana como la que más, comandados por oficiales guayaquileños: cuerpo de
Artillería, coronel Manuel de Torres Valdivia; escuadrón Daule, comandante José
María Tirapegui; batallón Libertadores, teniente coronel José María de la Peña;
batallón Defensores de la Patria, teniente coronel Dionisio Acuña; batallón
Vengadores de la Patria, teniente coronel Ignacio de Alcázar, no por
colombianos y venezolanos que intervinieron en Tarqui, cuando éramos un país
sometido a Colombia.
[8]
AHMCD/1567 -
0000006
[9]
Cornelio E. Vernaza, “Recopilación de documentos oficiales de la época colonial,
con un apéndice relativo a la independencia de Guayaquil”, Guayaquil, Imprenta
de “La Nación”, Pág. 217, 1894.
[10]
Olmedo, Epistolario, Págs. 333-334.
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