sábado, 20 de octubre de 2018



El asedio de los libertadores
Como los mensajeros de campaña andaban lentos, agobiados por las grandes distancias que debían correr, trasladando órdenes militares y noticias, el 6 de noviembre de 1820, Sucre, en una carta dirigida al general Santander vicepresidente de Cundinamarca,[1] en la que evidentemente no conocía del triunfo guayaquileño del 9 de Octubre, decía: “El armisticio parece que se concluirá, y aún la paz; y es preciso haber ocupado Quito, porque sin tenerlo en nuestro poder sería imposible que lo cedieran (…) es necesario entrar en el proyecto de una pequeña expedición que tome e insurreccione a Guayaquil…”.[2]
Es la primera vez que se nombra a Guayaquil desde un punto de vista estratégico. Fue necesario que Sucre, en su marcha hacia Quito por la vía de Popayán y Pasto, constatara que por lo salvaje de una topografía de grandes montañas y desfiladeros era imposible alcanzarla por tal camino. Por lo tanto, debió buscar el mar para zarpar el 2 de abril desde Buenaventura con 650 efectivos a bordo de las goletas Alejandro I y Teodocio, para llegar a nuestra ciudad, los primeros días de mayo de 1821. Hechos incontrastables que evidencian que, sin la independencia de Guayaquil, no habría sido posible liberar Quito, por lo menos en la fecha y hechos que se dieron.
El 10 de octubre de 1820, Olmedo instó a la Junta para avanzar en el campo político: “la obra no está consumada todavía y con este objeto, el sufragio libre y general de los pueblos, nos ha reunido hoy a establecer y consolidar el edificio de la libertad política y civil”.[3] Y en lo militar, la primera preocupación con el ánimo de obtener su protección fue comunicar la buena nueva, tanto a Bolívar como a San Martín. “Bolívar no supo de nuestra libertad sino meses después de haberlas proclamado, y lo supo porque le enviamos un mensajero a comunicárselo. Nuestra libertad fue un sacrificio nuestro, no dádiva de Bolívar o de Sucre. Esta nación (refiriéndose a Guayaquil) y estos libertadores de otros pueblos carecen de derecho para exigirnos en retribución a sus servicios el incorporarnos a Colombia”.[4]
Simultáneamente a estos avisos fue creada la División Protectora de Quito, con la decisión de liberar las provincias andinas: “Guayaquileños: cuando nos propusimos ser libres no podíamos dejar gemir en la opresión á los pueblos que nos rodeaban: la empresa era grande, y los tiranos miraron con desdén nuestro noble arrojo”.[5] Con lo que queda demostrado que ansiaban constituir su país con la unidad territorial a la que estaban histórica y socialmente vinculados.
Para cuidar la organización y marcha del ejército constituido por ciudadanos de la Provincia de Guayaquil que debían penetrar a la región andina, fue creada la Comisaría de la División Protectora de Quito,[6] cuyo responsable debía rendir, semanalmente, cuentas al Gobierno y a la organización reguladora de los recursos invertidos en el adiestramiento de reclutas que finalmente participaron, se sacrificaron y murieron por la libertad del territorio de la Audiencia.[7]
Ante el pedido de ayuda militar dirigido a ambos libertadores, San Martín fue el primero en mandar a bordo de la goleta “Patria” dos oficiales argentinos para colaborar con el Gobierno de Guayaquil: “El Excelentísimo señor don José de San Martín ha dirigido cerca de este gobierno a su Edecán primer Coronel don Tomás Guido y para marchar de acuerdo en la perfección de la obra de nuestra libertad, y el Coronel Mayor Don Torivio (sic) Luzurriaga y que coopere con sus conocimientos militares a los planes de este gobierno...”.[8]
Ellos iniciaron el asedio de Guayaquil para preparar su anexión al ejército de San Martín. Tan pronto llegados los argentinos, el coronel Guido, representando su papel, no tardó en vincularse a la Junta de Gobierno y a nombre del general San Martín provocar reuniones con el Presidente y sus vocales, para mostrar su “preocupación” por la suerte de la Provincia de Guayaquil: “El que suscribe (…) tuvo el honor de explicar en la conferencia de esta mañana, que US se sirvió dispensarle (…) los peligros en que, en su sentir, consideraba a esta benemérita provincia, si aislada como una República independiente rehusaba a su inmediata asociación a algunos de los estados más fuertes y libres de América, propuso a la resolución de US la actividad política en que deseaba conservarse”.[9] Guayaquil nunca dejó de considerarse como simple provincia autónoma. Jamás como una república independiente. 
Entretanto, bajo el mando de Luis Urdaneta y León Febres Cordero, la expedición de la División Protectora de Quito había salido de la ciudad los primeros días de noviembre de 1820. Y en el primer encuentro con el enemigo ocurrido el 9 en Camino Real, alcanzaron un sonado triunfo. Ante este suceso, se levantaron los patriotas de Ambato y Latacunga, y sometieron a los realistas que habían escapado de Guaranda. El Gobierno guayaquileño sobrevaloró este triunfo militar, y dio largas a Guido para evitar la concreción de un convenio comprometedor.
A tal punto llegó el optimismo, que Olmedo, creyendo que Quito sería liberado con prescindencia de la ayuda militar externa, escribió a San Martín lo siguiente: “Tengo el honor de anunciar a V.E. que, también por esta parte, hace progresos nuestra causa (…) la División protectora, la que, después de haber vencido gloriosamente el peligroso punto de Camino Real, entró pacíficamente en Guaranda. Después han ido sacudiendo el yugo, las vastas y fértiles provincias de Cuenca, Riobamba, Ambato y Latacunga; y ya las avanzadas de esa División están a doce leguas de Quito”.[10]



[1] “Con el triunfo de Boyacá sobre el ejército español de Morillo, surge lo que en un primer momento se denominó el Estado de Cundinamarca, estableciéndose un gobierno provisional en lo que eran las provincias de Boyacá y Cundinamarca del antiguo virreinato de Nueva Granada. Era, pues, en estos momentos, un Estado-isla independiente en medio de grandes territorios en donde continuaba la guerra por la independencia”, Gloria Inés Ospina Sánchez, OP. Cit., Pág. 25, 1988.
[2] Bolívar, carta del 6 de noviembre de 1820. “Archivo de Sucre, Tomo I, 1812-1821”, Caracas, Pág. 210, 1973.
[3] Fragmento del discurso de Olmedo ante el Colegio Representativo de la Provincia. El Telégrafo 9 de noviembre de 1999. Página de los martes del AHG.
[4] Semanario El Republicano del Sur, Guayaquil, 10 de julio de 1822
[5] Párrafo de la arenga pronunciada por Olmedo al conocer la noticia de la libertad de Quito.
[6]  AHMCD/34 -0000031 -0000042
[7] En opinión del autor este es el momento en que nace el Ejército del Ecuador, pues fue conformado con nativos de esta tierra ecuatoriana como la que más, comandados por oficiales guayaquileños: cuerpo de Artillería, coronel Manuel de Torres Valdivia; escuadrón Daule, comandante José María Tirapegui; batallón Libertadores, teniente coronel José María de la Peña; batallón Defensores de la Patria, teniente coronel Dionisio Acuña; batallón Vengadores de la Patria, teniente coronel Ignacio de Alcázar, no por colombianos y venezolanos que intervinieron en Tarqui, cuando éramos un país sometido a Colombia.
[8]  AHMCD/1567 - 0000006
[9] Cornelio E. Vernaza, “Recopilación de documentos oficiales de la época colonial, con un apéndice relativo a la independencia de Guayaquil”, Guayaquil, Imprenta de “La Nación”, Pág. 217, 1894.
[10] Olmedo, Epistolario, Págs. 333-334.

No hay comentarios:

Publicar un comentario